martes, 5 de noviembre de 2013

Escuela de la teoría administrativa

La teoría clásica de la administración, llamada también corriente fayolista en honor a su creador Henry Fayol, se distinguió por su enfoque sistemático integral.
Sus estudios abarcaron todas las esferas de la empresa, ya que para Fayol era muy importante tanto vender como producir, financiarse como asegurar los bienes de una empresa. En fin, la organización y sus componentes se consideraban como un gran sistema interdependiente, como clientes internos.
Para Fayol, el obrero al igual que el gerente eran seres humanos, y era necesario tomarlos en consideración para crear una sola energía, una unidad, un espíritu de equipo. La teoría clásica fue producto de la necesidad de crear una doctrina científica de la administración con el fin de estructurar un conocimiento, una ciencia sólida para ser enseñada más tarde en todos los niveles de la educación. Se necesitaban jefes en las empresas, pero jefes que realmente asimilaran las responsabilidades de un grupo de trabajadores, jefes que supieran dirigir al igual que planear sus actividades, jefes con un gran soporte de conocimientos tanto de su área como de la práctica administrativa y que a la vez contaran con juicios y conductas dignas de una autoridad.
 La teoría clásica se centraba en definir la estructura para garantizar la eficiencia en todas las partes involucradas, sean éstas órganos (secciones, departamentos) o personas (ocupantes de cargos y ejecutantes de tareas). La tarea administrativa no debe ser una carga para las autoridades, sino más bien una responsabilidad compartida con los subordinados. Fayol creó escenarios propicios para la eficiencia administrativa y, por ende, para la generación de utilidades para la empresa. Estos escenarios estuvieron respaldados por un instrumento de investigación y aplicación de la práctica administrativa llamado
proceso administrativo (prever, organizar, dirigir, coordinar y controlar). Es decir, una estructura de principios administrativos (14 en general), un estudio de las funciones de una empresa, el perfil idóneo de un gerente y su relación con la función que desempeña, y una filosofía completa de la práctica administrativa como ciencia y como materia académica en instituciones de enseñanza. Esto fue lo que nos heredó el pionero francés de la administración que, junto con la teoría científica de la administración de Taylor, formó un sólido conocimiento de la administración durante muchas décadas.
 
 
 
 

Aportaciones a la administración

I. Destacó la universalidad de la administración.
II. Creó el primer modelo de proceso administrativo.
III. Generó los 14 principios generales de la administración.
IV. Destacó la importancia de la enseñanza de la administración en escuelas y
universidades.
V. Definió las áreas funcionales de la organización.
VI. Diseñó el perfil de los administradores de acuerdo con los diferentes niveles
jerárquicos existentes en la organización.
A continuación analizaremos cada una de las principales aportaciones de Fayol.

 Universalidad de la administración


Para Fayol, la administración es una actividad común para cualquier tipo de
negocio, organizaciones lucrativas y no lucrativas, organismos políticos,
deportivos, religiosos o de diversión, etc., y juega un papel muy importante en la
sociedad. Toda empresa necesita aplicar una metodología en sus actos, y el
proceso administrativo es sin duda esa metodología que se exige para la solución
de los problemas que surgen en cualquier organización. Esta universalidad se
manifiesta no sólo en el concepto de estructura social, sino también en la
estructura interna de los organismos, es decir, la administración es universal
porque se maneja en todos los niveles internos de la organización.

 Definición de las áreas funcionales


Fayol, en su análisis funcional y sistémico de las organizaciones, encontró ciertas
“operaciones” que se repetían en cualquier tipo de empresas, las cuales eran
necesarias para el logro de sus objetivos. Más tarde, este estudio se tradujo en un
análisis más profundo respecto a la división de trabajo dentro de las
organizaciones actuales. A continuación mencionaremos los grupos
correspondientes a esas operaciones importantes que Fayol estudió en su
momento.

Operaciones o áreas de la organización

Función específica

Técnica. Elaboración de los productos o servicios.
Comercial. Comprar y vender.
Financiera. Obtiene y aplica el capital necesario.
Seguridad. Salvaguardar los bienes.
Contabilidad. Genera información sobre la situación económica.
Funciones administrativas. Prever, organizar, dirigir, coordinar y controlar las
funciones anteriores.

 Modelo del proceso administrativo

 
Según Fayol, la función administrativa está estructurada por cinco componentes:
 
Previsión. Define un programa de acción.
Organización. Construye una estructura dual de trabajo.
Dirección. Encauza todos los esfuerzos al objetivo en común.
Coordinación. Armoniza todas las actividades del negocio.
Control. Comprueba los resultados con base en lo planeado.
Estos cinco componentes van a integrar lo que actualmente conocemos
como proceso administrativo. Este modelo, creado por Henry Fayol e inspirado en
el método científico, tenía como objetivo crear una herramienta con un alto grado
de investigación y pensamiento sistematizado.
El proceso administrativo de Fayol ha sido un modelo a seguir por
generaciones. Hasta la fecha, invariablemente todos los autores que han escrito
sobre el tema han adoptado las fases o pasos que describe Fayol. La única etapa
que ha sufrido cambio en su denominación ha sido la de dirección; algunos
autores le llaman ejecución, otros la denominan comando o implementación, etc.,
pero en contenido sigue siendo la misma etapa.
Otra observación es que los autores que estudian dicho proceso lo han
dividido, de acuerdo con su criterio, en tres, cuatro, cinco o seis etapas; pero es
sólo el grado de análisis del proceso. Al final veremos que aunque el autor marque
tres o seis etapas, el contenido es el mismo que manejan todos. Por eso,
actualmente la división cuatripartita es la más aceptada: planeación, organización,
dirección y control.
A continuación analizaremos cada una de las etapas o fases que
componen el primer modelo del proceso administrativo creado por el ingeniero
Henry Fayol.



 
Previsión
Prever significa, para Fayol, calcular el porvenir y prepararlo; prever ya es obrar.
Se manifiesta a través de un programa de acción, o sea la línea de conducta a
seguir, los medios que se han de emplear. Es una especie de cuadro hacia el
futuro en el que los acontecimientos próximos están vislumbrados con cierta
claridad. Este programa de acción se encuentra asegurado en primera instancia
con la definición del objetivo.
El programa de acción se basa en:

a) Los recursos de la empresa.
b) La naturaleza e importancia de las operaciones en curso.

c) Las posibilidades futuras; y, en parte, de las condiciones técnicas,
comerciales y financieras.
El programa de acción es indispensable; los hay simples o complejos, de
corta o larga duración. Existen algunas características generales para elaborar un
buen programa de acción; por ejemplo, la unidad de programa, esto significa que
no se puede aplicar más que un programa a la vez. La acción directiva debe ser
continua; el programa debe ser bastante flexible y preciso.

 
Organización
Esta etapa del proceso administrativo proporciona todas las cosas útiles al
funcionamiento de la empresa y puede ser dividida en organización material y
organización social. Construye una estructura dual (material y humana) para
conseguir los objetivos generales. Analiza y estudia cada uno de los niveles
jerárquicos, su función y su método de trabajo. Define que un buen gobernante es
un buen administrador; por lo tanto, un buen jefe debe ser un administrador.
Según Fayol, la persona o grupo que se encarga de la organización tiene 15
responsabilidades, las cuales mencionamos a continuación.
1. Cuidar que el programa de acción esté maduramente preparado y
firmemente ejecutado.
2. Cuidar que el organismo social y el material se encuentren en relación
con el objeto, los recursos y las necesidades de la empresa.
3. Establecer una dirección única y competente.
4. Concertar las acciones, coordinar los esfuerzos.
5. Formular decisiones claras y precisas.
6. Contribuir a un buen reclutamiento de personal.
7. Definir claramente las funciones.
8. Fomentar la iniciativa y la responsabilidad.
9. Remunerar equitativamente.
10. Imponer sanciones contra faltas y errores.
11. Observancia de la disciplina.
12. Cuidar que los intereses particulares estén subordinados al interés de la
empresa.
13. Poner especial atención a la unidad de mando.
14. Vigilar el orden material y el orden social (supervisión).
15. Tener todo bajo control.
Las cualidades y conocimientos deseables en todos los grandes jefes de empresa
son los siguientes:
1. Salud y vigor físico.
2. Inteligencia y vigor intelectual.
3. Cualidades morales: voluntad reflexiva, firme, perseverante; actividad,
energía y, si hay lugar a ello, audacia y valor para las responsabilidades; sentimiento del deber; preocupación por el interés general.
4. Sólida cultura general. 5. Capacidad administrativa: habilidad para articular programas de acción, parte de manejo de hombres, armonía de actos, nociones generales de
todas las funciones esenciales.


Dirección
Conduce la organización a funcionar. Su objetivo es alcanzar el máximo
rendimiento de todos los empleados en el interés de los aspectos globales.
Encauza todos los esfuerzos de los subordinados hacia el objetivo en común.
Subordina los intereses del grupo de trabajadores a los intereses de la empresa.
El arte de dirigir se basa en ciertas cualidades personales y en el
conocimiento de los principios generales de la administración. Se manifiesta tanto
en las pequeñas como en las grandes empresas.
El jefe encargado de una dirección debe:
1. Conocer a fondo su personal.
2. Eliminar a los incapaces.
3. Estar bien informado en cuanto a los acuerdos que obligan al negocio
y a sus empleados.
4. Dar un buen ejemplo.
5. Conducir inspecciones periódicas del cuerpo social ayudándose con
cuadros sinópticos (cartas organizacionales).
6. Reunir a sus principales colaboradores en conferencias en que se
prepare la unidad de dirección y la convergencia de esfuerzos.
7. No dejarse absorber por los detalles.
8. Promover en el personal la iniciativa y el empeño.

Coordinación
Armoniza todas las actividades del negocio, facilita el trabajo y sus resultados.
Sincroniza cosas y acciones en las proporciones adecuadas y adapta los medios a
los fines.
La coordinación de los servicios de cada uno de los departamentos implica
ver a éstos como clientes internos y, por lo tanto, responsabilizarse por sus
acciones para no crear ineficiencias en todos los niveles. Es importante generar
juntas periódicas (semanales o quincenales) con el fin de no simplemente
utilizarlas como un medio de crear los planes de trabajo, sino de escuchar y
resaltar todo lo bueno y malo que sucede dentro de la empresa.

Control
Consiste en una verificación para comprobar si todas las cosas ocurren de
conformidad con el plan adoptado, las instrucciones transmitidas y los principios
establecidos. Su objetivo es localizar los puntos débiles y los errores para
rectificarlos y evitar su repetición. Se aplica a todo: a las cosas, a las personas, a
los actos.
A las personas que llevan a cabo esta tarea se les llama verificadores o
inspectores. El buen verificador debe ser competente e imparcial. El ser
competente no necesita demostración, ya que tiene un don para juzgar acerca de
la calidad de un objeto, del valor de un procedimiento de fabricación, de la claridad
de los escritos, etc. Para ser imparcial debe contarse con una conciencia recta,
además debe existir una completa independencia del interventor respecto al
intervenido. El control es sospechoso cuando el interventor depende en un grado
cualquiera del intervenido.

Principios de la administración

La función administrativa es el elemento esencial para el logro de resultados con
la máxima eficiencia y su acción recae sobre el cuerpo social de la empresa, es
decir, sobre los individuos que la componen. La salud y el buen funcionamiento
del cuerpo social dependen de cierto número de condiciones que se califican casi
invariablemente de principios, de leyes o de reglas.
No hay nada rígido ni absoluto en materia administrativa, todo ello es
cuestión de medida. Cuando se emplea un principio difícilmente se vuelve a
utilizar de manera similar en otra situación, ya que influyen varios elementos
externos: el o los tipos de personas, circunstancias diversas, culturas, juicios etc.
Los principios son flexibles y susceptibles de adaptarse a todas las necesidades.
Se trata de saber utilizarlos y hay que tener mesura e inteligencia, experiencia y
decisión para no crear conflictos y malas interpretaciones.
Existe un sinnúmero de principios emanados de la práctica administrativa;
pero todo va en función al medio administrativo en que estemos trabajando y las
condiciones en que se presenten. A continuación enumeraremos un grupo de
principios universales que nos servirán de base para crear ciertos lineamientos de
conducta en nuestra práctica administrativa.


1. División de trabajo
Es un acto de orden natural que tiene por objeto llegar a producir más con el
mismo esfuerzo; asimismo, permite reducir el número de objetos sobre los cuales
deben recaer la atención y el esfuerzo. Se aplica a todos los trabajos en los

cuales se involucra un número equis de personas que requieren varias clases de
capacidades. Trae como consecuencia la especialización de las funciones y la
separación de los poderes.
2. La autoridad
Es el derecho a mandar y el poder de hacerse obedecer. No se concibe a la
autoridad sin la responsabilidad. La autoridad es un corolario de la responsabilidad. Se distinguen, en un jefe, la autoridad estatutaria que depende de la función, y la autoridad personal, hecha de inteligencia, saber, experiencia, valor moral, dotes de mando, servicios prestados, etc. Para ser un buen jefe, la autoridad personal es el complemento indispensable de la autoridad estatutaria.


3. La disciplina
La disciplina es esencialmente la obediencia, la asiduidad, la actividad, la conducta, los signos exteriores de respeto manifestado de acuerdo con las convenciones establecidas entre la empresa y sus agentes.
 
 
4. Unidad de mando
Un subordinado debe recibir órdenes sólo de un superior; este principio es de
autoridad única.
5. Unidad de dirección
Un solo jefe y un solo programa para un conjunto de operaciones que tiendan al
mismo objeto. La unidad de mando no puede existir sin la unidad de dirección,
pero no se deriva de ésta.



6. Subordinación del interés particular al interés general
El interés de un subordinado o de un grupo de subordinados no debe prevalecer
sobre el interés de la empresa; esto significa que el interés de la familia debe
predominar sobre el interés de los miembros. Se deben hacer a un lado la
ambición, el egoísmo, la pereza y todas las pasiones humanas que afectan el
desarrollo de una organización. Sin duda, es una lucha continua que hay que
sostener.
La organización, para que pueda lograr esta situación, solicita firmeza y
buen ejemplo de sus jefes. Las reuniones de trabajo deben ser lo más equitativas
que sea posible y debe existir una vigilancia estrecha para solucionar conflictos y
prever situaciones adversas.

7. Remuneración del personal
Debe haber una justa y garantizada satisfacción para los empleados y para la
organización en términos de retribución. La remuneración del personal es el precio
del servicio prestado.
Los diversos modos de retribución en uso para los obreros son:
a) Pago por jornada.
b) Por tareas.
c) Por destajo.
Todo ello con el beneficio de subsidios, primas y recompensas extras para motivar al personal.

8. Centralización
Se refiere a la concentración de la autoridad en la alta jerarquía de la
organización. En los pequeños negocios, la centralización es absoluta e
indiscutible; en los grandes negocios, las órdenes pasan por diferentes canales y
esto no permite centralizar la toma de decisiones.

9. Jerarquía o cadena escalar
Es la línea de autoridad que va del escalón más alto al más bajo. Este
camino está impuesto a la vez por la necesidad de una transmisión asegurada y
por la unidad de mando. Es un error prescindir de la vía jerárquica sin necesidad;
pero lo es mucho mayor seguirla cuando debe resultar de ello un perjuicio para la
empresa.

10. Orden
Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar; lo mismo se utiliza para la
fórmula de orden social: un lugar para cada persona y cada persona en su lugar.
Es importante este principio, ya que evitará pérdidas de tiempo y materiales
siempre y cuando se haya planeado y asegurado su lugar predeterminado; si éste
no se cumple, entonces el orden es aparente. El orden aparente crea malos
hábitos y ciega al gerente.
Por el contrario, en algunas situaciones existe un desorden aparente, pero
en realidad es un orden, de acuerdo con la necesidad del usuario. Por ejemplo, en
el escritorio de un gerente puede haber muchos papeles diseminados y esto nos
daría una apariencia de desorden; pero si nos propusiéramos “ayudarlo” y
“ordenamos” su escritorio, entonces veríamos que cuando él buscara algo, seguro
no encontraría nada en “su lugar”. El orden perfecto supone un lugar
juiciosamente elegido; el orden aparente no es más que una imagen falsa o
imperfecta del orden real.

11. Equidad
La equidad no exige ni la energía ni el rigor. Exige en la aplicación mucha
sensatez, mucha experiencia y mucha bondad. El deseo de equidad y el deseo de
igualdad son aspiraciones que hay que tener en cuenta en el trato con el personal.
La equidad resulta de la combinación de la benevolencia con la justicia.

12. Estabilidad del personal
La rotación tiene un impacto negativo sobre la eficiencia de la organización.
Cuanto más tiempo una persona permanezca en un cargo, más tendrá la
posibilidad de manifestar interés, acción e iniciativa y podrá explotar sus
habilidades dentro de la organización. La excesiva rotación de personal es una
inversión cara que nunca se recobra.

13. Iniciativa
Es la capacidad de visualizar un plan y de asegurar su éxito, la libertad de
proponer y la de ejecutar. La organización debe ser lo más flexible y permeable
posible, así sus elementos podrán tener la convicción de manifestarse.


14. Unión del personal o espíritu de equipo
“La unión hace la fuerza” es un dicho muy antiguo, pero en realidad es la única
fórmula para que un equipo de trabajo logre sus objetivos. La empresa debe
trabajar al unísono, como una sola alma y por un mismo objetivo. Cuando exista
esa coordinación, seguramente estaremos hablando de una organización en
especial. La armonía y la unión entre personas constituyen grandes fuerzas para
la organización. Es necesario hacer uso de los controles para asegurar un orden,
pero no abusemos de ellos porque entonces lo único que lograremos será una
división de opiniones y, por ende, fomentaremos la división del personal.
El poder de la unión no se manifiesta sólo por los felices efectos de la
armonía reinante entre los elementos de una empresa. Los convenios
comerciales, los sindicatos, las asociaciones de todas clases desempeñan un
papel considerable en el manejo de los negocios y, en consecuencia, en la
cohesión de sus elementos. Evitar las frustraciones del trabajador también implica
la creación de un equipo con espíritu.

Perfil del administrador

 

Fayol definió un conjunto de cualidades y conocimientos que debe cumplir el
personal de la empresa. Estas cualidades y conocimientos están subdivididos de
la siguiente manera: cualidades físicas, intelectuales y morales, cultura,
conocimientos especiales y experiencia.
La importancia de cada uno de los elementos que componen la capacidad
está en relación con la naturaleza y la trascendencia de la función. En las
empresas artesanales, donde todas las funciones (comerciales, técnicas, de
seguridad, contables, financieras y administrativas) se concentran en una o dos
personas, la extensión de las capacidades necesarias es evidentemente reducida.
En todo género de empresas, la capacidad esencial de los agentes
inferiores es la capacidad profesional característica de la empresa, y la capacidad
esencial de los altos jefes es la capacidad administrativa. En resumen, el perfil
deseado en los grandes jefes, gerentes o directores de una empresa es:
1. Cualidades físicas: salud, vigor físico.
2. Cualidades intelectuales: aptitudes para comprender y aprender, juicio, vigor y
agilidad intelectual.
3. Cualidades morales: voluntad reflexiva, energía, firmeza, perseverancia,
audacia, valor para aceptar responsabilidades, iniciativa, sacrificio, tacto, dignidad.
4. Cultura general: nociones diversas que no son del dominio exclusivo de la
función ejercida.
5. Capacidad administrativa:

Previsión. Habilidad para crear y articular el programa de acción.
Organización. Saber constituir el cuerpo social.
Dirección. Arte de manejar a los hombres.
Coordinación. Armonizar los actos, hacer que coincidan los esfuerzos.
Control. Comprobar y verificar lo planeado contra los resultados. Análisis de
datos y elaboración estándares para determinar correcciones (si es que se
requieren).
6. Conocimientos especiales. Concierne exclusivamente a la función, ya sea
técnica, comercial, financiera, administrativa, etc. Es decir, un administrador que
se esté desarrollando en el área de mercadotecnia deberá capacitarse en
asuntos de mercadeo, medios de publicidad, intermediarios, productos, etcétera.
7. Experiencia. Conocimiento que deriva de la práctica de los negocios. Es el recuerdo de las lecciones extraídas por uno mismo de los hechos

 
 
 

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